Título
Ovejas
- Una, dos, tres… – Romeu abrió la boca completamente y dejó escapar un bostezo tan feroz que el eco de la montaña asustó al rebaño.
- ¿Las has contado ya o qué? – Gritó Júlia desde la cabaña.
- ¡Aún no! – gritó Romeu, grabando su voz en la roca viva que lo rodeaba.
Todos los días lo mismo. Romeu tenía que contar el rebaño entero para asegurarse de que ninguna oveja hubiese quedado sola en la dehesa. El rebaño no era suyo y ya llevaba tres ovejas perdidas en un mes. Su dueño, un poco harto, lo perdonaba porque era su yerno y amaba a su pequeña Júlia por encima de todo. Lo que nadie sabía era el gran problema que tenía Romeu.
- Empiezo otra vez – dijo el joven pastor intentando concentrarse – una, dos, tres, cuatro, cinc… – de nuevo un fuerte bostezo hizo temblar la montaña y Romeu tuvo que tenderse en la fresca hierba para echar una cabezada.
- ¡Pobre Romeu! – pensaba Júlia – Es tan trabajador… Llega siempre rendido a casa. Será mejor que yo las recoja y las cuente.
Un día más, allí quedó tendido el pastor sin que nadie entendiera lo bien que funcionaba eso de contar ovejas.

Eva Mercader
jejeej, no me esperaba ese final! ya, no sé dónde estará ese origen de la función de contar ovejas, pero parece que viene de las raíces de Romeu, jeje 😉
La verdad que contar ovejas con lo que se mueven y con lo parecidas que son, no tiene q ser tarea para cualquiera! parece imposible si el rebaño es bien numeroso..!
bss Eva, ya me alegro de volverte a leer, que por fin he terminado una etapa, y hoy a tus lecturas de estilo remarcado, ¡lo q tanto engancha!
¡Hola querida Josune! ¡Cuánto me alegro de leerte por aquí de nuevo! Pues la verdad es que esto de las ovejas tiene muchos peligro. Como bien dices, con lo parecidas que son y con lo que se mueven…misión imposible contarlas! Así está Romeu, cansado y sobado de tanto contar. Jejejejjeje
Me alegro de que estés enganchada a mis lecturas, eso significa que algo de adictivo tendrán…
Besos
Es lo que tiene contar ovejas… que uno se queda K.O.
Besitos.
Muy bueno
Gracias, Soledad. Nadie me hace caso pero llevo tiempo observando a los animales de granja… no traman nada bueno.
Besotes, reina.
Pobrecito. Un incomprendido en toda regla. Un besillo.
Jajajajaja. Pues sí, María. Una lástima!
Besos, guapa.