LAS SALINAS
Mordida y sepultada en tierra firme,
de los hados en otro tiempo envidia,
desnuda y olvidada cruel se exhibe
la sombra salada de la desidia.
Los días celestes del cabo triste
de poniente los vientos apadrinas:
“De Almería a la Sierra combatidme
que cargo el tesoro de las salinas”.
¿Dónde quedó de la Almadraba el faro,
las manos curtidas del astillero?
De la iglesia en la morgue amarrados
perdido el oficio del atunero,
naufragó la barca del artesano,
muleros, forjadores, carpinteros.