Título
La Bella y La Bestia 2
Hola a todos de nuevo. Si aún no habéis leído el análisis de la primera parte de La Bella y la Bestia, pinchad el link.
Segunda parte del análisis psico-social del clásico cuento de hadas La Bella y la Bestia. Aquí lo llamaremos sencillamente, La Bella y la bestia 2. Espero que disfrutarais de la primera entrega del estudio y que, por supuesto, os complazca la continuación.
Continuación de la transcripción del relato La Bella y la Bestia:
Transcripción
“Un año después el mercader tuvo la oportunidad de recuperar su fortuna, pues un barco cargado de mercancías para él acababa de llegar al puerto. Sus hijas mayores enloquecieron ante la posibilidad de abandonar el campo y recuperar sus vidas ociosas y vacías en la ciudad. Antes de partir, rogaron a su padre que les trajera fastuosos vestidos y alhajas. Bella no dijo nada pero su padre preguntó a su pequeña si quería alguna cosa. Pidió una rosa, pues no quería afear con su ejemplo a sus hermanas, que decían que Bella no pedía nada solo por darse importancia.
El hombre no pudo solucionar el negocio de sus mercancías y regresó a casa tan pobre como antes. De camino, una horrible tormenta lo obligó a buscar resguardo y halló por casualidad un palacio en donde pudo cobijar y alimentar a su caballo. Entró en el castillo pero no encontró a nadie dentro. Sobre la mesa había dispuesta una suculenta cena que el hombre cenó con gran apetito, pensando que los dueños entenderían su atrevimiento. Después de la cena, recorrió el castillo en busca de sus moradores pero siguió sin encontrar a nadie, salvo una habitación perfectamente dispuesta para pasar la noche. Allí descansó el hombre y a la mañana siguiente encontró el desayuno en la misma mesa que la noche anterior. Maravillado ante tanta amabilidad, desayunó y agradeció en voz alta a sus “desconocidos benefactores”.
Partía ya el buen hombre cuando vio un hermoso rosal y recordó el regalo de Bella. Al cortar la flor, una terrible y espantosa bestia apareció tras él, lo acusó de ladrón e ingrato y lo condenó a pagar con su vida. El hombre pidió clemencia, pues la rosa era tan solo un regalo para su hija menor. Al oír esto, la bestia le propuso un trato: a cambio de su vida, debía enviar a una de sus hijas o regresar a los tres meses para cumplir su condena. Antes de partir, la bestia regaló al hombre un cofre con oro para que su familia no sufriera calamidades.
El hombre regresó a casa roto de dolor. Cuando su familia conoció la noticia, las hermanas de Bella se apresuraron a culparla de la situación por ser tan orgullosa. Los tres hijos juraron matar a la bestia pero su padre los disuadió, pues la bestia era tremenda y fiera. Bella permaneció en calma en todo momento y dijo que su padre no moriría porque ella iría en su lugar. Por muchos ruegos y súplicas que su padre imploró, nada cambiaría la decisión de la Bella y partieron ambos hacia el castillo en donde habitaba la bestia.
Al llegar, la mesa estaba magníficamente servida con dos cubiertos. Bella comió para parecer tranquila pero su padre no probó bocado. La joven pensó que la bestia pretendía cebarla antes de comérsela. La bestia apareció y Bella no pudo evitar estremecerse. La interrogó y la chica afirmó estar allí de propia voluntad. La bestia se lo agradeció y pidió a su padre que marchara para no regresar.
Esa noche en sus sueños, una bella dama se le apareció y le dijo que su sacrificio no quedaría sin recompensa”.
Oh, Fortuna!
A estas alturas del cuento, para los lectores habituados a este género, no es difícil de adivinar que el final feliz no está ni siquiera cerca. Durante el desarrollo de esta segunda parte, aparece súbitamente la ilusión de un salvavidas para la familia de Bella: la oportunidad de recuperar sus riquezas. Pero veamos cuáles son las reacciones de los miembros del clan.
Por un lado, la reacción de los tres hijos varones no se refleja en la historia, pues recordemos que forman un triángulo sin personalidades diferenciadas, compacto, como si de un solo personaje se tratara. Dadas las circunstancias y con la poca información que tenemos sobre su carácter, es muy probable que se alegrasen por la familia, o por volver a ver a sus seres queridos en aquellas circunstancias. El hecho de que ni siquiera se mencione su actitud ante la buena nueva es sencilla. Como dije en el artículo anterior, la acción se centra hasta ahora solo en la figura paterna y en el triángulo femenino, es decir, el triángulo padre-hijas mayores-Bella. La relación paterno-filial rige los aconteceres de la historia. Hemos de asumir que los tres hijos varones asumen el mismo papel que su padre, único modelo masculino a seguir en sus vidas.
Volviendo al triángulo, nos encontramos con un padre cuya reacción no se expresa abiertamente, pero es de suponer la alegría y alivio ante tal oportunidad de volver a brindar una vida relajada a su familia. Recordemos que en La Bella y la Bestia 1, la autora deja claro que el mercader solo quiere ofrecer lo mejor a sus hijos. Las hermanas reaccionan acorde a su carácter frívolo y egoísta: enloquecen de emoción ante la oportunidad de volver a ser ricas y le encargan mil caprichos a su padre. Las mujeres malas solo desean recuperar sus vidas ociosas y refinadas de la alta sociedad sin importarles un pimiento el bienestar de la propia familia. Van por libre.
Sin embargo, Bella reacciona sin decir nada. Su lema vital continúa: “Sé feliz allá donde estés y ante cualquier circunstancia”. Pero dentro de su papel de ángel del hogar observamos un rasgo más de bondad, sencillez e inteligencia emocional de la joven: como es consciente de que sus hermanas se sentirán mal si ella no pide nada a su padre, Bella encarga una rosa para no ser tachada de “doña importante” y también para no dejar en evidencia los vanos caprichos de sus hermanas mayores, ergo… ¿hasta qué punto son inocentes o correctas las acciones de Bella?
Ha pedido algo nimio solo por no ser objeto de sus insultos. Se esconde sin afrontar la cruda realidad sobre sus hermanas y por no afearlas en su comportamiento, las imita a su manera. Bella sabe que son caprichosas y superficiales y ella toma ejemplo pidiendo otro “capricho”, aunque no tan caro. Eso demuestra que Bella más que inocente es una inteligente estratega, pues juega con las debilidades de sus hermanas para evitar la confrontación por un lado, y mimetiza su comportamiento para pasar desapercibida. ¿Supervivencia? ¿A qué precio? Aunque eso solo muestra la virtud pacificadora de Bella dentro de su familia, no podemos dejar de lado que la permisividad de algunas conductas para evitar el conflicto familiar no favorece a nadie ni a corto ni a largo plazo.
La Bestia
Salimos del ámbito familiar para acompañar al padre de Bella en su viaje hacia la ciudad. Pero las cosas no salen como él esperaba y regresa como se fue, pobre. La vuelta a casa del buen hombre nadie podría haberla imaginado porque a veces, pisar un bosque y ser sorprendido por una tormenta son conjuro suficiente para llamar a las puertas de lo fantástico. Llega por fin la magia del cuento. Tras encontrar el castillo y buscar a sus dueños, a este hombre se le conceden tres exquisitos favores: cobijo de la tormenta, alimento para el viaje y hospedaje para la noche. Parece justo para tratarse de un castillo de moradores invisibles. La cosa se complica en el momento en que el padre recuerda el encargo de Bella y corta una rosa de los maravillosos jardines. Aparece el dueño, la Bestia.
Aparición dramática y violenta de un ser que solo puede ser definido como bestia, a pesar de poseer el don del raciocinio y de la palabra. Obsérvese cómo el horrorizado padre intenta excusarse ante la bestia y acepta el hecho de lo mágico, igual que la noche anterior en el castillo. Se dice que en una situación de terror nuestro cuerpo y cerebro se paralizan hasta el punto de asumir lo sobrenatural como una opción válida en un primer momento: fantasmas, bestias, apariciones, vampiros… Mitos que enmascaran una doble realidad: la existencia de la muerte y nuestro pánico a que nos encuentre.
La bestia no es más que una representación más del miedo irracional que todos hemos sentido alguna vez y que nos retrotrae a la niñez, a un estado primitivo donde todo es posible y nos encontramos en una situación de completa indefensión. La violencia de la ira es tal en algunas personas, que nos anulan toda percepción de virtud en ellas y solo podemos ver al animal salvaje, a la bestia que envenena nuestras vidas y nuestros sueños.
El trato que la bestia firma con el hombre es una imposición y una trampa solo para engañar a la muerte un poco más. Muy a su pesar, el padre deberá entregar a una de sus hijas o volver para morir. Sencillamente, la bestia “pide la mano” de una muchacha a su padre para que se le conceda el permiso para celebrar nupcias, solo que dada su posición de superioridad en todos los aspectos, no hay regateos ni medias tintas. La exigencia debe ser cumplida.
¿Y los tesoros que le da la bestia al padre de Bella como ayuda a su familia? La dote. Es decir, un regalo de gran valor económico a cambio de lo que se va a recibir. Tradicionalmente, eran los padres de la novia los que entregaban a su hija y además la dote, para obtener una buena transacción comercial que satisficiera a ambas partes: un provechoso casamiento que le decían. Antiguamente había que casar rápido y bien a las hijas, pues su valor era mayor cuanto más jóvenes (virtud de la doncellez) y mayor provecho sacaban las familias con la dote y la posición del futuro esposo.
Esta vez, el mercader llega a casa sin haber hecho negocio de provecho ni en la ciudad, ni en el castillo. Siguen igual de pobres, excepto por la salvedad del préstamo, y debe entregar a una de las hijas a lo que se adivina que será un mal matrimonio.
El sacrificio
Las reacciones a la llegada del padre con las espantosas noticias no se hacen esperar y son del todo previsibles: las hermanas culpan a Bella de la desgracia, por ser tan orgullosa. Cuando no se sabe a quién culpar, los pusilánimes culpan siempre al que más envidian. Son incapaces de ver más allá de sus narices, tienen tan poca inteligencia que confunden la causa con la consecuencia para así ser descartadas de toda culpa.
Los tres hijos juran matar a la bestia pero desisten tras saber que no tendrían ni una sola oportunidad de victoria ante su fiereza y monstruosidad. La valentía, el honor y el amor por la familia mueven a los tres chicos a actuar presto y proteger lo que más valoran. Pero también son inteligentes y obedientes, atendiendo a las razones de su padre.
Por último, Bella se alza y dice estoicamente que irá ella en lugar de su padre y no hubo más que hablar, pues Bella desoye las súplicas de su progenitor y se entrega a su aciago destino sin más, por amor a su padre. La valentía de Bella es conmovedora, pues sacrifica su bienestar por una vida desdichada en un castillo habitado por una temible bestia que de seguro acabará con ella.
Curiosa alegoría para explicar que una mujer debe sacrificarse por la familia para garantizar su supervivencia. Esas mujeres resignadas que aceptan una vida llena de amarguras y soledad por temor a “la bestia”, un marido iracundo y malvado que acabará con su persona, como el tiempo implacable marchita una rosa.
Al llegar al castillo, Bella muestra fortaleza y paz espiritual, tal vez para demostrar su valor ante la bestia, tal vez para no atormentar a su padre. Cuando la bestia aparece (futuro marido), el padre es expulsado del castillo. O sea, que cuando la mujer se desposa, la tutoría de la misma pasa del padre al marido. La mujer se aleja de su familia porque ahora es “propiedad” del marido. Debe renunciar a la única figura masculina de confianza y asumir que debe obediencia a otra figura masculina, completamente desconocida y desagradable. Pero no todo es negativo en la nueva vida de Bella: la promesa de una recompensa por parte de una desconocida bella mujer que se le aparece en sus sueños, nos llena de esperanza sobre el futuro de Bella. ¿Quién podrá ser esta misteriosa dama?
La Bella y la Bestia 3 (próximamente) →
Hola, Evita (again) Lo digo porque vengo de la primera parte de este post.
Permíteme que insista y que sea pesado. Bueno, aunque no insista iba a ser pesado igualmente, ya que últimamente he cogido unos kilitos que se me han acumulado por la zona de…en fin.

Como decía, insisto en tu capacidad de analizar los diferentes comportamientos de los personajes que confluyen en esta historia. Como psicóloga no tienes precio. Aunque creo que ahora mismo están cobrando entre 30 y 60 euros la hora. Una pasta, vamos. Esa es una de las razones por las que escribo. Como no tengo pasta para pagarme un buen psicólogo, o una buena psicóloga, o una psicóloga que esté buena -que el psicólogo esté bueno me es indiferente, la verdad-, ¿por dónde iba? Ah, sí. Como no puedo permitirme sesiones de psicoanálisis, pues vuelco todas mis neuras sobre el papel. Me sale gratis y encima me divierto. ¿Qué más se puede pedir? Ah, sí, ganar pasta vendiendo libros. Y cuando digo pasta me refiero a billetes, no a macarrones o spagettis.
Por cierto, la versión Disney de “La Bella y la Bestia” también es de mis favoritas. De hecho, y sé que esto puede sonar un poco raro -por favor, no me psicoanalices-, me apena cuando la bestia deja de ser bestia y se reconvierte en príncipe. No sé qué explicación tiene, pero no aventura nada bueno.
Un beso, querida Fallera-Alcaldesa.
Jajajajajjajaa. Si es que eres de traca! Si quieras que te diga la verdad, siempre me dio rabia eso de que las bestia se convirtiera en un príncipe buenorro. ¿Porqué? ¡Bella ya había aprendido a quererlo así!Pero como podrás imaginar, todo tiene su explicación.
Un abrazo, su majestad el rey del carnaval. (observa que he dicho rey y no reina o reinona, eh?)
Estoy deseando conocer la tercera parte. Felicidades Eva, me alegro mucho de la suerte que he tenido al descubrir este camino, novedoso para mi, a la vez que interesante y lleno de suspicacias constructivas.
¡Hola Aingeru!
Un placer encontrarte por estos lares. Sabes que eres más que bienvenido a la ciudad esmeralda. Estoy más que satisfecha al saber que te gustó mi post. Habrá tercera y última parte seguro. Las redes nos llevan a veces por mares extraños para encontrarnos con personas tan bellas como tú. Un placer tu visita.
Nos leemos en las redes
Un abrazo amigo.