Título
Jugar con muñecos y coches:
Desafío e intercambio de los clásicos roles sociales.
No, no, no disimules. Aquí el que más o el que menos (y me refiero a ti) ha jugado con Barbies, Playmóbils, Nancys, Madelman, superhéroes, Barriguitas, Nenucos, (la desaparecida Chabel), Pin y Pon, carreras de vehículos por toda la casa y un larguísimo etcétera. Sobre todo los que hemos tenido hermanos y hermanas, alguna vez nos hemos visto atraídos o arrastrados a jugar con muñecos y coches que implicaban el desafío e intercambio de los clásicos roles sociales de “las niñas juegan con muñecas, cochecitos de bebé, cocinitas… y los niños juegan con tíos duros que luchan entre ellos, con coches de carreras y camiones descomunales…”
En fin, eran otros tiempos pero, paradójicamente, conozco a muchos adultos que intercambiaban esos roles con hermanos, hermanas, primos y amiguitos, con lo que deduzco que los patrones no eran tan herméticos en realidad. ¡Ay, qué tardes más tiernas! Creando espacios, diálogos y fantásticas aventuras y, ¿qué me dices de los famosos “dos miles”? Imaginando llenos de ilusión el mundo futuro en el que viviríamos de mayores, creyéndonos que los coches volarían y que viajaríamos por toda la galaxia. Aunque los juguetes actuales no han cambiado mucho desde que éramos pequeños, sé por experiencia que todos los niños del presente juegan de la misma manera, con cualquier cosa, como hacíamos nosotros. Me encanta ver cómo niños y niñas comparten sus juguetes y se enriquecen con su particular visión de la realidad.
Para los niños, jugar con muñecos o muñecas es algo fundamental, puesto que les permite identificarse con el mundo real y, además, desarrollan sus emociones, aprenden los diferentes roles sociales, obtienen mayor destreza comunicativa y aprenden tareas y hábitos cotidianos. Es como ensayar para la vida real. Cuando los niños juegan con muñecos bebé, sin saberlo, aprenden a ser responsables, sensibles y solidarios. En palabras de Joaquín Sabina: “Las niños de hoy no se conforman con ser princesas y príncipes, sino que quieren ser modelos, enfermeras, médicos, actrices… Quieren adquirir diferentes responsabilidades y poder compartirlas con el resto de la sociedad”.
Por otro lado, jugar con vehículos de ruedas ayuda sobremanera a desarrollar la psicomotricidad infantil, así como la capacidad de razonar y orientarse. Se familiarizan con conceptos como “derecha e izquierda” y aprenden a calcular de manera completamente intuitiva la relación entre el espacio y la velocidad.
Échale un ojo a los artículos del Club de los Sin-vergüenzas. Encontrarás consejos y técnicas para dejar de sentirte ridículo actuando como un niño siendo adulto y de cómo perder la vergüenza y cambiarla por la adquisición de otros valores.Solo piensa: ¡Yo quiero eso! Como si fueses un niño enrabietado y caprichoso. En realidad, este consejo te valdrá para cualquier actividad que te parezca “demasiado” infantil. Mientras tanto, juguemos.
¿Qué hago yo con un muñeco en cada mano?
Como siempre, busca tu espacio especial, pero no olvides que los niños suelen jugar en el suelo
. Si has escogido los muñecos o muñecas para jugar, es importante que asignes roles bien diferenciados y definidos a cada uno de ellos. La famosa frase: “yo voy a ser fulanito, tú serás menganito, estos dos son los malos…” o “yo seré la mamá, tú serás el papá…”. Puedes seguir roles fieles a la función original del muñeco (veterinaria, Superman, granjero…) y actuar en consecuencia con ese papel (aquí encerramos al adulto y manda el niño). Muévete por todo tu espacio, imagina o crea escenarios de acción, haz que tus marionetas interactúen entre ellas y, sus palabras, serán las tuyas; sus pensamientos, serán los tuyos; sus acciones, también serán las tuyas.
Otro modo de enfocar este mismo juego es asignar a los muñecos roles de personas de tu propio entorno (positivos o negativos) o recrear situaciones habituales, reproducir experiencias pasadas o imaginar situaciones futuras, todas ellas felices o estresantes y actuar en consecuencia o como hubieras deseado hacerlo en ese momento. Saca valor y no te quedes nada dentro: ni palabras, ni abrazos, ni golpes, ni besos, ni gritos, ni patadas.
¿Examen práctico de conducir o “Need for Speed”?
Por otro lado, los coches de juguete también son una gran opción a la hora de entretenerse: miniaturas de coches, motocicletas, tractores, camiones, el Batmóvil, la furgoneta del “Equipo A”… ¡Mi hermano estaba loco con esa furgoneta! La verdad es que molaba un montón y sería un sueño tenerla en tamaño real. Una creencia muy común entre las personas que no están familiarizadas con este tipo de juguete, es que está muy limitado porque solo ven la carrera, el paseo, la maniobra y, como más apetecible, la persecución. ¡Nada más lejos de la verdad! Verás qué divertida y útil puede ser esta actividad.
Como siempre te digo, comienza tus juegos en soledad, para centrarte y no sentir la vergüenza propia de un adulto que se está comportando como un niño. Ya habrá tiempo para compartir cuando estés listo. Coge tu pequeño o mediano vehículo y trázate un recorrido imaginario sobre la superficie que elijas: el suelo, una mesa, la pared, los muebles… y pasea, corre, gira, frena para familiarizarte con la celeridad, la oscilación y los movimientos del vehículo, en general. Puedes incluso utilizar dos coches para realizar carreras o persecuciones.
Mi entretenimiento preferido cuando juego con mi pequeño Camaro amarillo y negro (es mi coche preferido del mundo mundial) es imaginarme un mapa a escala y trazar mentalmente rutas conocidas como ir a casa de mis padres, a la calle Colón de Valencia, a algún centro comercial, lo cual no supone un gran reto. Lo complicado es intentar ir a lugares en los que has estado pocas veces o tan solo una vez y recordar el camino. ¡Ah! No olvidemos que luego hay que volver. Me divierto mucho haciendo las rutas en un tiempo determinado e intentando batir mi propio récord de velocidad.
También me gusta mucho jugar a lo que yo he bautizado como “el juego de las paradas”. Consiste en viajar por ciudades, pueblos, montañas, cementerios, desiertos, selvas (reales o imaginarios): Puede ser Valencia o puede ser Mordor; puede ser Pamplona o La Comarca de los hobbits, y una vez en mi mundo, recojo a las personas que quiero de los diferentes lugares y hago bajar del vehículo a todos los que no quiero conmigo, con la ventaja de poder llevarlos a donde yo desee. Por ejemplo: mi yaya falleció y la echo mucho de menos. Pues la recojo en el cementerio y la invito a acompañarme en el viaje. Otro ejemplo: mi vecino, el que pone la música a toda pastilla y no le importa pasar la aspiradora a las once de la noche, a ese lo hago bajar en la selva y que se busque la vida allí. Una vez hice bajar en Mordor, hogar de los orcos, a unas personas que me hicieron mucho daño y pensé: ¡Hala! ¡Ahora sois problema de Shauron! Y me quedé más a gusto que en brazos.
¿Además de divertirme, cómo me ayudan estos pasatiempos?
Al jugar con muñecos es muy posible que “viajes en el tiempo” y recuerdes cómo jugabas en realidad con tus hermanos o amigos. Esa “puerta abierta” a la infancia puede hacerte sentir las mismas sensaciones que antaño experimentaste o incluso puede que te revele cómo eras realmente a la edad de seis, siete, ocho años… Y esta experiencia te ayudará a conocerte mejor a ti mismo y entender cómo eres ahora, cómo has cambiado, si te gustan o no te gustan esos cambios… Incluso, y para mí es lo más importante, plantearte hacer reformas positivas en tu vida cotidiana.
Con respecto al pasatiempo de los coches, dependiendo del camino que elijas (nunca mejor dicho), obtendrás una serie de destrezas que ni imaginarías. En el juego de los mapas de ruta vas a poner a prueba tu sentido de la orientación y, además, vas a agilizar tu mente intentando recordar direcciones con semáforos, rotondas, señales de tráfico y calles cortadas, todo eso aderezado con retos de velocidad para los más competitivos. No se trata solamente de competir en la vida, sino de adquirir habilidades y estrategias que me hagan más útil y eficiente.
Con el juego de “las paradas” creo que el propósito está un poco más claro. Los famosos juegos de rol, en los que asignamos papeles y a la vez nos atribuimos uno propio es fundamental para sacar a la luz nuestras prioridades, preocupaciones, traumas, miedos y apartarlos de nuestra vida lo más lejos posible: “en las paradas”. Pero recuerda que no siempre voy a expulsar a gente de mi vehículo. En ocasiones invitaré a entrar a todo aquel que me reporta o haya aportado algo feliz en mi vida. Si eliges jugar con muñecos y coches vas a ver qué cosas son importantes y cuáles no lo son. También descubrirás qué personas o elementos deberían “bajarse” de tu vida y reflexionarás acerca de qué es lo que te impide hacerlo.
Hola holita (joder, me parezco al dichoso Ned Flanders de los Simpsons. ¡Maldito Flanders!). Vaya, vaya. Así que quitándole los pantaloncitos al muñeco Son Goku de tu hermano, ¿eh? Picarona.


En cuanto a lo de apear del coche en lugares imaginarios a personas que te hayan hecho daño en el pasado, en mi caso me temo que en vez de un coche tendría que utilizar un autobús; pero no uno normal, sino uno de esos ingleses de dos pisos. Y los dejaría tirados no en Mordor, sino en mitad de una película de Abbas Kiarostami (sí, lo sé, soy cruel. Pero ellos se lo han buscado. Se metieron con quien no debían).
En fin, que bien mirado, no está mal eso de volver a ser niños por un rato. Voy a ver si encuentro a una niña de veintitantos que quiera venirse a jugar a los médicos conmigo.
Un abrazo, Eva.
Jajajajaja. ¡Ay madre mía! Si es que eres de traca. Pues efectivamente les bajaba los pantalones a los muñecos de mi hermano pero todos eran igual de decepcionantes, como si llevaran un pañal color carne. Lo de subir a los malos al coche es una idea. También valen autobuses, trailers y camiones cisterna.

Muchas gracias por escribir y dejar tu comentario. ¡Qué ilusión! Besetes .