Título
Foios
Nací y me crié en un pueblecito pegado a la ciudad de Valencia llamado Foios (pronunciado /fóyos/). No sé en el otro lado del charco, pero aquí en las “Españas”, el nombre de mi pueblo siempre ha sido motivo de cachondeo, risitas y chistes malos del tipo: “¿Y cómo os llamáis los de Foios, folladores?”. Para información de los más curiosos, nos llamamos foieros y foieras. A lo que iba. Los foieros tenemos fama de ser “uns bufons”. Significa que somos muy presumidos o fanfarrones. Francamente, creo que los pueblos vecinos nos tienen envidia cochina. Si somos “bufons” es porque podemos.
Mi pueblo tiene mil lugares entrañables que reseñar, pero en esta ocasión quería relataros una anécdota de cuando yo era muy pequeña.
Plaza del pueblo (en la foto), una plaza como muchas otras, con la iglesia frente al ayuntamiento y una fuente en medio. Era verano y celebrábamos las fiestas grandes, concretamente el día de nuestra amada patrona, La Virgen del Patrocinio. A mi padre, como buen valenciano, le encantan las “disparàs”, que son como las “mascletàs” de las Fallas: un conjunto de petardos muy potentes que se hacen explotar en serie para producir un estruendo muy fuerte. Foios tenía una bien merecida fama en cuanto a la potencia, calidad y cantidad de pólvora utilizada en sus “disparàs” y vecinos de toda la comarca acudían allí para no perderse estos sensacionales espectáculos pirotécnicos. Esto es así.
Mi padre no tenía más ilusión que iniciar a su primogénita en la tradición de la pólvora y se la llevó ese día a ver y escuchar la tremenda y apoteósica “disparà” que iba a echar el “Moño”, nuestro pirotécnico de toda la vida. Artista de la pólvora, fabricaba sus propios artefactos caseros que siempre provocaban ovaciones, vítores y salida por la puerta grande.
A las dos en punto, todos los vecinos de Foios y alrededores, incluidos mi padre y yo, aguardábamos la inminente “disparà” del “Moño”. ¡Qué espectáculo, señoras y señores! La tierra temblaba bajo nuestros pies y el ruido ensordecedor hacía vibrar todo nuestro ser, llenándonos de orgullo y emoción. De pronto, una explosión brutal en lo alto del campanario provocó una estampida y, a la vez, una ovación general. Confusión. Tras disiparse el humo, todos alzamos la vista y observamos que al campanario le faltaban bastantes ladrillos, amén de las campanas… Fueron encontradas con grandes desperfectos a varios km de allí y la Guardia Civil determinó que ya no volverían a repicar. Se trataba, cómo no, de un accidente pirotécnico, afortunadamente sin pérdidas humanas.
Bueno, os podéis imaginar las consecuencias de nuestro entusiasmo y entrega: los vecinos asustados, las abuelas gritando, mi madre histérica y cabreadísima con mi padre… ¡Ah! ¡Y el cura! ¡Menudo rebote se pilló! Que si éramos unos salvajes, unos impíos, que iba a excomulgar al “Moño”… En fin, este párroco nunca tuvo mucho sentido del humor. Al final todo se arregló con una restricción en la cantidad de pólvora. Pero más adelante se nos expulsó de la plaza y se nos condenó durante varios años a vagar por los descampados del pueblo hasta encontrar una nueva tierra prometida en donde expresarnos pirotécnicamente en libertad.
Eva Mercader
¿Al final encontrasteis la tierra prometida? jijiji
los Foios y la envidia cochina me ha hecho reírme un montón.
Qué bueno Eva,
Besos!!!
Jajajajjajajajaa. Hola Irene! ¡Qué te voy a contar! La tierra prometida es una zona que era un descampado y ahora es una plaza abierta, sin muchos edificios que destruir, jejejejeje.
Me alegro muchísimo de que te hayas reído con las historietas para no dormir de Foios, un pueblo lleno de “bufons”
Besos y abrazos, reina
“el ruido ensordecedor hacía vibrar todo nuestro ser, llenándonos de…”esa frase me ha gustado mucho!
Lo natal y lo vivimo durante largo tiempo, tiene su efecto, sí, en lo más hondo de cada uno/a!
Ahí tuvisteis doble espectáculo entonces!! los “disparés” y las campanas desaparecidas, un día de recuerdo, ya lo creo! casi que así, más contentos sin campanas, y es que si alguien echa siesta no le despiertan cuando son por ej, las 4, jeje siempre hay medio bandid@s en las hazañas de leyendas!
¿Seguís con esa pirotecnia, no? ahora por si acaso con los bomberos al lado, pero la ciudadanía y lo que os une está en parte ahí jeje
Aquí en Bilbao, ocurrió que se quemó una zona verde, este verano justamente, en fechas de fiestas.
bss! y que descanses!
Jajajajajjajaja. La verdad, Josune, es que en la tierra de la pólvora no hay quien nos dome! Seguimos con nuestros espectáculos pirotécnicos pero en recintos autorizados para ello y siempre respetando las limitaciones en las cantidades utilizadas de pólvora y sin sobrepasar los decibelios legales.
. ¡Una zona verde entera! Jajajajajajajaja.
Mira que sois brutos los de Bilbao
Eso de las campanas es una idea genial. Tengo un amigo que vive en pleno centro de Valencia y las campanas suenan cada hora y cada cuarto desde las siete de la mañana hasta las 12 de la noche! Y desde dos iglesias cercanas: la catedral y Sta. Catalina. ¡Para morirse!
Abrazos, reina
Tu no coneixes el meu poble…el poble dels sabuts…aixó si que es una leyenda…jajajaja (perdona el meu valençiá, en Navarra no parlem masa bé…de moment) un beset bonica.
Jajajajajajjjaaa. Tots els pobles de la terreta són per l’estil: bufons, exagerats i un poquet passats de volta. Ja em contaràs les aventures del teu poble legendari. Un beset, rei moro!