Título
Feliz cumpleaños, amor mío
- Hoy es tu cumpleaños, amor mío. ¿Qué quieres que te regale? ¡No! ¡No me lo digas! Te voy a sorprender con unos regalos que ni te imaginas. Vas a estar preciosa, más aún si cabe.
Marta lo miraba con su eterna sonrisa.
- Ha llamado tu madre, querida. Le he dicho que no te podías poner porque estabas descansando. Es tu día y puedes holgazanear cuanto gustes. No quiero que hagas nada hoy. Yo me ocuparé de todo: la casa, la compra, la cena y todo lo demás. Te he preparado una sorpresa… Te va a encantar.
Antonio se fue a trabajar, no sin antes besar a su mujer con una pasión desmedida ensus labios.
Estaba inquieto, emocionado. El aniversario de su mujer lo tenía extasiado. No descuidó ni un detalle: manteles de fiesta, cubiertos especiales, cáterin de lujo, familiares y amigos convocados en secreto. Todos estaban extrañados por el evento, pues hacía mucho que no estaban en contacto con la pareja. Nadie quería perder la ocasión de felicitar a la dulce Marta.
En los grandes almacenes, Antonio no reparó en gastos. Unos Manolos rojos con hebilla decorativa de brillantes, colgante de oro blanco con un rubí a juego con los zapatos y, por último, un dos piezas de Prada, ideal para cocktel. Antes de pagar, se fijó en un complemento, ideal para su esposa: unas extensiones capilares color platino. A Antonio le daba la sensación de que últimamente su melena se estaba empobreciendo y necesitaba más volumen.
Al llegar a casa, allí estaba Marta, con su hermosa sonrisa, esperando. Antonio le entregó sus regalos para que estuviera radiante para la fiesta. La dejó con sus alhajas y preparó el salón para recibir a los invitados. El servicio de cáterin, puntual, engalanó la mesa con las más exquisitas delicatesen. Todo era perfecto. Marta estaba perfecta, sentada en el salón, Antonio estaba perfecto. La casa estaba llena de glamour y los invitados llamaban ya al timbre.
Iban todos de punta en blanco, perfectos. Una vez Antonio los hubo reunido, los hizo pasar al salón donde una Marta grotesca y macabra les daba una estática y silenciosa bienvenida.
Imagen de Carlos C.
Eva Mercader
¡Anda! aquí nos dejas expectantes, no Eva? jejeee
No sé qué ha podido pasar, por qué se ha mostrado así, o si ya no existe ninguna Marta. ¿es que tenía efectos maléficos la ropa del chico comprada para ella? serán similares, hay mucho en común entre las parejas, sino al principio, una vez avanzado tbn. O no, según el caso!
Misterio, misterio, Josune… La verdad es que este relato lo escribí para Halloween, para crear expectación, suspense y sorpresa. La clave para comprender la historieta es la imagen. Esa es Marta, la Marta que el marido presenta en la fiesta de cumpleaños. Dicho esto, podrás imaginar qué tipo de “bicho raro” es este hombre…
Muchos besos, preciosa
Muy bueno Eva, espero no encontrar a Marta en el salón de mi casa, un abrazo!!!
Jajajajajajaja. Yo también lo espero, Diego.
Muchísimas gracias por pasarte por aquí. Eres más que bienvenido. Besos.
Siempre te había leído en Edupsique y ahora mismo acabo de descubrir tu blog.
¿Qué puedo decirte? Pues que me ha gustado mucho. Es original y diferente.
Un besito de otra seguidora.
Hola Susana. Me alegro muchísimo de que el camino de baldosas amarillas te hayan conducido hasta aquí. Muchas gracias por tus amables palabras.
Besos para ti también, amiga.
Pues el rojo le sienta fenomenal, la verdad. Y sonríe, lo cual es difícil de encontrar.
A veces las fiestas no son lo que te esperas. Y cuando menos te lo esperas, surge la fiesta.
Un abrazo Eva.
Gracias Kike por pasarte por aquí, mi niño! El rojo es un color que difícilmente sienta mal, y menos aún en una fiesta. Coincido contigo. La sonrisa, que sea eterna y la fiesta, que no pare!!
Besotes, rey.
¿Te cambio a mi Antonio por el tuyo? Bueno, mejor no… muy detallista el hombre pero un pelín macabro.
Me gustó mucho. Ya lo había leido en Edupsique, pero te dejo mi huellecilla aquí también. 

Un abrazo.
Muchísimas gracias por pasarte, Soledad! Mejor te quedas con tu Antonio, que más vale malo conocido…
Besos niña.
Muy bueno, Eva, me encantó! Un beso
Gracias por visitar la ciudad, José Ángel. Abrazos.