Título
El viaje de Chihiro, un filme de Hayao Miyazaki
Si estás familiarizado con la obra de Hayao Miyazaki, sin duda conocerás películas de animación anteriores a El viaje de Chihiro como Mi vecino Totoro, Porco Rosso o la inolvidable La princesa Mononoke. A estas joyas de la animación les seguirían tesoros como El castillo ambulante o Ponyo en el acantilado. El director de cine de animación japonés Hayao Miyazaki, ilustrador, dibujante de cómics (mangaka) y productor de dibujos animados, es uno de los autores del género más prolíficos, reconocidos y premiados de la historia. El viaje de Chihiro fue la primera película de animación en llevarse el prestigioso galardón de las artes cinematográficas alemanas, El Oso de Oro de Berlín, en La Berlinale de 2002. Además obtuvo el Oscar a la mejor película animada en el mismo año. Situada en el top 10 de las 50 películas que deberías ver a los 14 años según el British Film Institute, esta película de fantasía y aventuras constituye para mí una de las revelaciones más hermosas que haya podido tener en mi vida, marcando un antes y un después.
Regresión a la infancia
Recuerdo cuándo vi El viaje de Chihiro por primera vez, como si fuera ayer. Mi ahora marido (David), y mis mejores amigos del mundo mundial, Jose, Miguel Juan y Juanjo fuimos a La filmoteca d’estiu de Valencia, situada en el mismo cauce del río Turia, frente al Palau de la Música. Todos los veranos La filmoteca de Valencia exhibe películas nuevas, de autor o temáticas, para todos los gustos y edades.
Por aquel entonces, años universitarios, mis amigos y yo éramos asiduos a pasar las calurosas noches de verano valencianas sentados en sillas de jardín y ajenos a la vorágine de la ciudad, a varios metros bajo ella. La verdad es que era una gozada disfrutar del cine al aire libre y además, por dos chavos, como aquel que dice. Esa noche, la noche en que fuimos a ver El viaje de Chihiro, cogimos de los mejorcitos sitios para sentarnos. Era la primera vez que iba a ver una película de Miyazaki y no tenía ni idea del tipo de cine que me iba a encontrar. Así que me senté entre mi novio y Miguel Juan y esperé a que empezara la sesión, sin demasiado interés, la verdad. Bueno, creo que puedo resumiros la impresión que me causó la película no con palabras mías, sino con las de mi amigo Miguel Juan. Mientras nos levantábamos tras ver los títulos de crédito, mi amigo dijo: “¿Sabéis lo que más me ha gustado de la película? Girarme de vez en cuando y ver la cara de Eva, boquiabierta y con los ojos como platos durante toda la peli. Era alucinante”. Efectivamente, lo fue: alucinante. Esta película no se ve, no se cuenta: se vive.
La niña atrapada entre dos mundos
Te haré un breve resumen de la película porque la sección lo requiere, pero ya te advierto que mis palabras no serán nunca lo suficiente ricas como para hacerle justicia al espectáculo audiovisual que es El viaje de Chihiro.
Chihiro es una niña de diez años que debe mudarse a otra ciudad con sus padres y se siente bastante triste e incluso molesta por este hecho, ya que deja toda su infancia y amigos atrás. De camino a su nuevo hogar, la familia se extravía por una carretera secundaria hasta llegar a un túnel. Al atravesarlo descubren lo que parecen las ruinas de alguna antigua ciudad. Deciden parar a almorzar y ver los alrededores. Mientras, Chihiro inspecciona la zona por su cuenta, muy a su pesar, pues ella quiere quedarse en el coche. La niña se aleja demasiado y pierde de vista a sus padres. Encuentra un restaurante pero nadie hay allí: ni camareros, ni cocineros, ni clientes. Sus padres encuentran el lugar y deciden quedarse a comer, pues la comida está recién hecha y huele fenomenal. Empieza a anochecer. Chihiro muestra su inquietud por el extraño lugar y ruega a sus padres que se vayan de allí, cada vez más enfadada. Para sorpresa de la pequeña, al caer la noche la ciudad cobra vida y se llena de espíritus. De repente sus padres se ven transformados en enormes cerdos y son llevados a una cochiquera, ante la horrorizada Chihiro. A partir de entonces, la niña deberá trabajar en una especie de “casa de baños termales” hasta que salde la deuda por la profanación de sus padres y consiga romper el hechizo que los encadena allí.
Chihiro, entre el recelo, la ensoñación y la inocencia, intentará por todos los medios encajar en ese fantasmagórico lugar y hacer todo lo que le manden, sin olvidar nunca su objetivo. Allí se verá rodeada por diferentes y muy pintorescos personajes como la dueña de “la casa de baños termales”, una cruel bruja que roba el nombre a Chihiro; sus compañeros de trabajo que tratarán de orientarla en sus nuevas y curiosas tareas, el maestro de la sala de máquinas que ayudará a Chihiro en todo momento, los espíritus clientes de la casa y otros muchos misteriosos e insólitos personajes como Haku, un muchacho que ayuda a Chihiro en su fantástico viaje para liberar a sus padres y salir de aquel lugar tan extraño.
La aventura de los niños-crisálida
Como en muchísimos otros relatos “infantiles” (El mago de Oz, Alicia en el país de las maravillas) , El viaje de Chihiro es realmente un viaje espiritual hacia el autoconocimiento, un viaje que deja atrás la niñez para dar paso a una nueva Chihiro que está empezando a construirse una nueva identidad y que debe asumir su nuevo rol social hacia la madurez. Lo primero que se le arrebata a Chihiro es su antigua vida (mudanza a otra ciudad); después desaparecen sus padres, que son convertidos en cerdos (padres de la Chihiro de la niñez); a continuación, la bruja Yubaba le arrebata su nombre (identidad de Chihiro niña) y debe desarrollar otra personalidad más madura, sensata y prudente. De este modo, con la privación de los principales atributos que identifican la infancia, Chihiro asume una nueva identidad en un mundo extraño, al principio, pero cada vez más familiar conforme pasan los días (que parecen siglos). Finalmente adquiere la fortaleza y el valor necesarios para conseguir su principal objetivo: romper el hechizo de sus padres y salir de la casa de baños termales y de la ciudad fantasma.
Del mismo modo que Alicia es transportada al país de las maravillas tras caer por la madriguera del conejo, Chihiro atraviesa un túnel para acceder a la ciudad fantasma donde se encuentra con un mundo sobrenatural al margen de la sociedad y de sus leyes. La ambigüedad y oscuridad de “la casa de baños termales”, llena de avaricia, corrupción y personajes extraños es uno de los escenarios más fascinantes de esta película de animación. Chihiro deberá apañárselas lo mejor posible para sobrevivir en un entorno hostil que la menosprecia por su condición humana.
Miyazaki en su obra
Otra de las interpretaciones que se han hecho sobre esta obra maestra de la animación es la visión trágica de Miyazaki sobre la desaparición paulatina de las costumbres japonesas más antiguas, así como sus mitos y fábulas ancestrales que se ahogan dentro de una sociedad ultramoderna y globalizadora. Muchos han identificado a Chihiro con Japón dentro de una modernidad que les llevó a la decadencia y a la crisis económica de principios del nuevo siglo. La vuelta a los antiguos valores y la búsqueda de una identidad pasada sirven de refugio a una sociedad que reconecta con el folklore legendario que se rememora con nostalgia.
Por otro lado, no puedo pasar por alto uno de los temas capitales de Miyazaki, tema que aborda en muchas de sus obras: el medio ambiente. Su canto más vehemente, conmovedor y melancólico acerca de la naturaleza y su fragilidad frente a las agresiones de los humanos, lo puedes descubrir en La princesa Mononoke (1997). Aunque este no es el tema principal de El viaje de Chihiro, encontramos dentro de su argumento algunas referencias acerca de la contaminación y la actitud indolente por parte de la sociedad.
Como colofón, la banda sonora original de la cinta. La música fue compuesta y dirigida por Joe Hisaishi y fue galardonada por prestigiosos premios a las artes musicales y escénicas de Japón. Hisaishi es colaborador habitual en las películas de Miyazaki y goza de gran fama internacional. Sin su música, las películas de animación de Hiyao Miyazaki no serían lo mismo. Las bellas melodías del tema principal, los temas de los protagonistas y el tema de cierre le dan a la historia una gran dosis de ternura y emoción en ocasiones, y un trueno de fuerza en otras. Sencillamente maravillosa e inolvidable.
Espero que pronto puedas descubrir o redescubrir este pequeño tesoro de la animación y que te traslade a una época anterior en la que todo era más sencillo y te ilusionabas por las cosas más pequeñas, porque para ti eran grandes. Cada vez que reviso El viaje de Chihiro tengo la sensación de haber vuelto a las calurosas noches de verano de la Filmoteca d’estiu, en el cauce del río.